Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Alabada sea la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre.
Simón, el cireneo, volvía de trabajar del campo y se acercó al
camino para ver que estaba sucediendo. Los soldados, al ver a
Jesús tan débil, obligaron a Simón a ayudarlo.
Oh Jesús, que nosotros ayudemos a los demás sin medir cuanto nos
cuesta hacerlo. Amén. Padre nuestro...
Por tus Sufrimientos, perdón Señor piedad, si grandes son nuestras
culpas, mayor es tu Bondad.