Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Alabada sea la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre.
La sangre que salía de las heridas que le provocaron las espinas se
derramaba en su rostro, también el sudor corría por su cara,
entonces la Verónica se acercó y lo secó con un paño en el cual
quedó grabada su Imagen.
Oh Jesús, haz que veamos las necesidades de los demás y los
auxiliemos. Amén. Gloria al Padre...
Por tu Sangre derramada, perdón Señor piedad, si grandes son
nuestras culpas, mayor es tu Bondad.