Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Alabada sea la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre.
Jesús había sido abandonado por todos; hasta sus más cercanos
amigos lo dejaron por miedo a que les ocurriera lo mismo.
Pero no estaba solo, su Madre lo acompañaba en sus sufrimientos
como lo acompañó durante toda su vida. María amaba a Jesús
más que cualquiera de nosotros y su sufrimiento por Él fue
tan grande como ningún otro entre los seres humanos.
Oh Jesús, que aprendamos a aceptar nuestros sufrimientos como tu
Madre aceptó los suyos. Amén. Dios te salve...
Por los Dolores de tu Santísima Madre, perdón Señor piedad, si
grandes son nuestras culpas, mayor es tu Bondad.