Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Alabada sea la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre.
Todo se había cumplido. Jesús es bajado de la cruz y su cuerpo
destrozado es colocado en brazos de su Madre. María sufre el dolor
más grande, y así se cumple la profecía que Simeón le había hecho:
"una espada te atravesará el corazón".
Oh Dulcísima Madre, por todos los sufrimientos que padeciste,
ayúdanos a sobrellevar nuestra cruz. Amén. Dios te salve...
Por nuestra intolerancia, perdón Señor piedad, si grandes son
nuestras culpas, mayor es tu Bondad.