Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Alabada sea la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre.
Aún en su última hora, Jesús es el más manso cordero, y en vez de
quejarse o maldecir a los que lo habían castigado sin motivo, pide
al Padre por ellos diciendo: "perdónalos Padre pues no saben lo
que hacen". Y para que se cumpliera la Escritura hasta el final,
Jesús dijo: "tengo sed"; entonces empaparon una esponja con
vinagre y se la acercaron; después de beber el vinagre dijo:
"Todo se ha cumplido" e inclinando la cabeza expiró.
Oh Jesús, que por medio de tu Pasión y tu Muerte, podamos todos
compartir la Vida Eterna contigo. Amén. Gloria al Padre...
Por tu Muerte, perdón Señor piedad, si grandes son nuestras culpas,
mayor es tu Bondad.